Quien dijo crisis? Y de golpe, 40.





El contexto de mis 40 fue complicado, como para muchas personas nacidas en 1980, y para todo el mundo, pienso. Además, en pleno confinamiento, el que dicen que es uno de los cumpleaños que más se celebra, quedó en nada. 

Yo estaba embarazadísima de Chloé, que nació 20 días después, y me sentía y estaba enorme. Y tocada emocionalmente por pérdidas irremplazables pocos meses antes. 

Y de golpe, 40. 

Nunca antes había prestado atención a mi piel, nada fácil por cierto. Durante la adolescencia, acné, que aunque no muy fuerte, me resultaba molesto; después, rojeces, brillos, sequedad... Mil visitas al dermátologo y mucho dinero gastado en cremas, però nunca mejoró. Recuerdo que mis amigas me llamaban campanilla por mi frente roja (se me sigue poniendo roja cuando me enfado o me pongo nerviosa). 

Y de golpe, me obsesioné.

Demasiado tiempo en casa y pocas ganas de moverme en el tercer trimestre. Durante el embarazo mi piel se tornó perfecta!! Luminosidad, nada de granos, hidratada, joven... Me gustó esa sensación. Tocarla y sentirla suave. No fue casualidad que, justo entonces, por primera vez, solo estaba usando una crema hidratante y un contorno de ojos natural, cuya marca ni siquiera recuerdo, para no dañar a mi bebé con productos químicos. 

Y de golpe, me empecé a informar.

Y conocí una marca que me cambió la prespectiva. No os voy a engañar, la marca no es barata, y por esta razón he ido buscando alternativas para conseguir una rutina facial perfecta. Pero cumplía 40 años y me autoregalé la rutina completa, pues la ocasión lo valia. Y quería seguir con esa piel después del parto, aún sabiendo que el postparto me lo pondría difícil. 

Y de golpe, mi piel empezó a cambiar. 

40 años después, ella y yo nos reconciliamos y empecé a conocerla. Y a quererla. Y a quererme. 

Y de golpe, hasta por estar por casa me empecé a pintar los labios. Cada dia. 

Ahora le dedico tiempo a mi piel y la conozco. Y por esta razón empiezo este blog, para animar a todos los que quieran leerme a intimar con su piel, a quererla, a disfrutar cuidándola. A ponerle color. 

Requiere tiempo, pero ahora este tiempo me conecta conmigo misma. Esos minutos en el baño por la mañana y cada noche, ahora son oro. Mis momentos a solas. Al principio da pereza, después es una necesidad. 

Así que empezaré por el principio: los pasos de mi rutina facial perfecta. 

En el próximo post...! 


Besos de carmín. 



1 comentario